Shibuya, Tokyo |
El año pasado tuve la oportunidad de viajar a Tokyo, capital de Japón. No era un destino con el que hubiese soñado pero resultó ser una ciudad maravillosa. Silenciosa a pesar de los 9 millones de personas que viven en el centro y los 35 millones totales del Gran Tokyo, una palabra me viene a la mente cuando pienso en su gente. RESPETO. Fue una de las mejores experiencias de mi vida y estoy deseando volver en cuanto surja la oportunidad.
Pero dejando de lado sus idiosincrasias y los sitios de visita obligada (pueden ser temas para otras entradas del blog) lo que más me impactó fue el consumismo descontrolado que uno ve en todas las esquinas. Vamos, que me volví un poco loca con todas las tiendas y productos diferentes que encontraba cada dos pasos y me zambullí de lleno en su "shopping experience".
Un paraíso para los fashionistas, geeks, nerds y cualquier otra tribu, y una pesadilla para cualquier adicto a las compras. Los japoneses hacen suya la palabra innovación y en cualquier tienda puedes encontrar productos al alcance del ciudadano que en otros países están reservados para los especialistas en cada materia.
Sobra decir que mi maleta volvió con el doble de peso del que había llevado. Entre todas las tiendas y centros comerciales hubo tres que se quedaron la mayoría de mis yenes: Amavel, Ingni y Don Quixote. ¡Qué locura!
Pestañas, Don Quixote |
En primera posición y por encima de todas las cosas, Don Quixote. Me cuesta encontrar las palabras para describir este establecimiento. Una cadena de tiendas de 8 plantas repartidas por las mejores esquinas de la ciudad. Fácilmente reconocidas por el pingüino gigante con paraguas que ilumina su fachada y su propia melodía sonando a todo volúmen por los altavoces en el interior.
Al entrar te da la sensación de estar en la cueva de Ali - Babá y puedes encontrar todo tipo de productos ocupando cada milímetro del espacio disponible: millones de cosméticos y aparatos de cosmética, bolsos, relojes y joyas de las mejores marcas, disfrazes de cos-play, comida, peluches, fracs listos para llevar, productos para el hogar, y millones de cosas más.
Os dejo un par de vídeos que he encontrado para que os hagáis una idea:
En segundo y tercer lugar están Amavel e Ingni. Dos tiendas similares en contenido pero diferentes en forma. Soy incapaz de elegir una por encima de la otra así que empezaré por Amavel.
Amavel, Ikebukuro, Tokyo |
Una cadena de tiendas decoradas de esa forma hiper femenina y acogedora y tranquila tan típica de las los establecimientos de Tokyo. Sientes que tienes todo el tiempo del mundo para mirar y elegir. Con unas dependientas que te dan ganas de llevarte todo lo que tienen solo para que te sigan tratando así de bien. Compré unas cuantas prendas muy especiales con cortes y diseños que no he visto en ningún otro sitio.
Pasamos un momento de apuro cuando al terminar nuestra compra la dependienta nos acompañó hasta la puerta llevando nuestras bolsas mientras nos sonreía de oreja a oreja y nos hacía reverencias. ¿Cómo respondes a eso cuando ni siquiera hablas el mismo idioma? Pues haciendo reverencias como una loca mientras avanzas de espaldas hacia la puerta.
También me enamoró Ingni. Una de las tiendas dentro del famoso centro comercial 109 en Shibuya. En total contraste con Amavel, un torbellino de clientas y dependientas que no paran de moverse moviendo perchas y probándose conjuntos. Aquí es donde miles de toyotas fashion se visten de los pies a la cabeza con las últimas tendencias.
Como apunte, lo que más me llamó la atención de las tiendas de ropa como Amavel e Ingni es que la ropa es talla única. La mayoría de las tokyotas tienen una estructura similar por lo que tiene sentido. No son aficionadas a la ropa ajustada, así que el mismo jersey puede quedar más largo o más corto pero siempre será de la talla adecuada. También el calzado talla como S, M y L. Al principio me sorprendió pero me adapté rápidamente :o)
Recomiendo Tokyo a cualquier persona que esté pensando en visitar esta ciudad. Una lección en respeto, convivencia y educación. Y una locura en cuanto a tiendas, restaurantes, centros de entretenimiento y cualquier otra locura que se os pueda ocurrir.
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