Hiri Krosa - Aste Nagusia 2012 |
Todos los que me conocen saben que para mí un minuto en la cinta de correr es como una semana atada a una silla escuchando a Punset cantando reggeaton. El tiempo no pasa, la distancia recorrida no aumenta y las calorías quemadas se niegan a crecer. Y ahí es cuando yo empiezo a decirme a mí misma "Uy, seguro que ya has corrido mucho, eres una máquina porque no estás nada cansada" y en cuestión de segundos me siento agotada y lo dejo.
En la red hay miles de artículos en los que intentan convencerte de que correr es el deporte más sano, más fácil, más barato y con más beneficios, y vas tú, y te crees que con calzarte unas zapatillas ya está, ya te puedes lanzar y vas a convertirte en corredor de maratones en un par de meses.
Pues no señores.¡Error! Yo tengo la teoría de que correr no es tan fácil y que hay cuerpos que no se hicieron para correr. Para muestra, el mío. Soy la corredora maaaaás lenta del mundo. Parece que boto en el sitio, sin avanzar. Y para correr 4kms sufro como si hubiese estado una tarde entera de compras subida en tacones de 15 cms... Menos mal que por mi tono de piel me ahorro la indignidad de acabar con la cara color remolacha como si estuviese a 30 segundos de morir asfixiada. Demos gracias por los pequeños favores...
Total, que el verano pasado, ilusa de mí, decidí correr una prueba de 6kms en Bilbao, la Hiri Krosa. Se corre el viernes de Aste Nagusia y, para que os hagáis una idea, la gente no solo va de resaca si no que había gente directamente con los vasos de cubata en la mano, disfrazados... vamos, que no es la Maratón de Nueva York.
Hiri Krosa - Aste Nagusia 2012 |
Claro que no creo que ayudase el hecho de haber llegado a casa a las 6 de la mañana después de una noche de darlo todo a ritmo de Sálvame soy un naúfrago de las Nancys Rubias con un reportero fiestero que todos conocemos. O el haber salido 5 de las últimas 7 noches (con el mismo reportero fiestero), llegando a casa de día y con el desayuno y el periódico debajo del brazo...O el solazo que pegaba y me incitaba más a tirarme en una campa en bikini que a seguir corriendo.
Pero aguanté, aguanté, aguanté. Vale, sí, admito que a mitad de camino me adelantó Fortu, otro corredor cuyo nombre coreaban todos los espectadores a su paso, que corría con su hijo y que tiene, como mínimo, 85 años... Pero el orgullo hizo que no me dejase adelantar por el cincuentón con barriga que me pisó los pies durante los últimos... 4 kms. ¡Qué agobio, por Dios!
Hiri Krosa - Aste Nagusia 2012 |
Eso sí, no creo que vuelva a repetir la experiencia. Por mi bien, y por el de mi ama, que esperaba en la meta y al ver que llegaba todo el mundo y a mí ni se me veía pensó que me había pasado algo por el camino y estaba a punto de llamar a los servicios de emergencias cuando por fin me vio cruzar la línea. Jajaja
Moraleja: he decidido que mi cuerpo está hecho para aguantar sesiones maratonianas de compras, para visitar las ciudades más maravillosas del mundo y no parar de andar o para bailar los mejores temazos de Fangoria, Camilo, Tino y Raffaella en podiums, barras y cualquier caja o muro al que me pueda subir, preferiblemente cubierta de brillantina de la cabeza a los pies, pero no para correr.
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