El domingo fue el cumpleaños de mi hermano (27 añitos ha cumplido ya el niño de la casa. ¡Felicidades otra vez, pequeño) y para celebrarlo decidimos organizarle una fiesta sorpresa. Lo que en un principio iba a ser una barbacoa para la familia se convirtió en una fiesta en toda regla con familia, amigos, música, photocall, comida para un regimiento y postres de exposición.
El montón de mentirijillas y medias verdades que durante dos semanas contamos todos los que estábamos compinchados sirvió para que su día fuese inolvidable. Y su cara cuando entró por la puerta y gritamos ¡Sorpresa! no tuvo precio (aunque él diga que algo se olía...)
El montón de mentirijillas y medias verdades que durante dos semanas contamos todos los que estábamos compinchados sirvió para que su día fuese inolvidable. Y su cara cuando entró por la puerta y gritamos ¡Sorpresa! no tuvo precio (aunque él diga que algo se olía...)
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Atrezzo para el photocall |